¿Y si nos olvidamos cómo se abraza?

No soy una persona de tocar. Después de tantas crisis en los brazos aprendí a no tocar a las personas y a no dejarme tocar. La hipersensibilidad en los brazos hizo que aprenda a esquivar cualquier roce cuando me llaman. Soy casi una ninja.

Con vergüenza recuerdo el día cuando iba caminando delante de una amiga que se tropezó y quiso agarrarse de mi brazo para no llegar al suelo y en un movimiento había retirado el brazo para que no lo haga. Morla, si está leyendo esto, aún lo siento mucho.

A pesar de todo eso, siempre he sido fan de los abrazos. Creo que son la expresión humana menos egoísta en el mundo, porque nunca sabremos si los estamos dando o los estamos recibiendo. ¿Lo ves? Me encanta la gente que sabe abrazar. Los abrazos pueden decir sin palabras: “todo estará bien”.

Soy una combinación extraña, lo sé. No me gusta que me toquen, pero amo los abrazos. ¿Entonces? Nada, ahora que no puedo ver a nadie, que escribo desde mi casa, un enorme departamento si lo comparas con una caja de fósforos, tengo que decir que extraño a mis amigos, extraño ver gente, extraño que me agarren los brazos cuando me hablan, extraño la antigua normalidad.

Puede ser que todos estemos un poco hartos de la nueva normalidad, en la que podemos ver a nuestros seres queridos únicamente a través de una pantalla, porque ahora todos somos vulnerables. Llevo 156 días de cuarentena. Ahora ya siento que me estoy volviendo loca porque, con un sistema inmunológico débil, volver a la calle, aunque sea a la nueva normalidad, se ve cada vez más lejano.

Somos seres sociales, nuestra vida se basa en las relaciones que logramos con otras personas. Nos necesitamos unos a los otros. No juzgo a las personas que han salido a verse con sus familias y amigos. En este punto, creo que si no tuviera tanto miedo lo habría hecho.

Me hice un tratamiento para llevar una vida normal, pero todavía estoy dándole las vueltas a si esto es lo mejor, la mejor forma de vivir, cuidándonos los unos a los otros, evitando el contacto. Pero, aquí va la confesión, NECESITO VER GENTE. Extraño los abrazos, extraño a mis amigos, extraño el “corre, corre” del mundo. Todos estamos haciendo lo mejor que podemos, nunca nadie ha vivido una pandemia, así que entiendo que todos estamos iguales.

Pero, fundamentalmente, escribo esto porque extraño los abrazos, como la mayoría, así que te mando muchos por acá, para que resistamos y volvamos a vernos pronto. Mientras tanto, abraza a tu almohada, no vaya a ser que cuando nos veamos de nuevo se te haya olvidado cómo.

Comparte esto:

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *